DÍA DEL LECTOR – SI HABLAMOS DE BUENA LECTURA, HABLAMOS DE BORGES.

Comienzo esta breve pero no menos importante reseña, con una afirmación. “Si hablamos de buena lectura, hablamos de Borges”. Este 24 de agosto se recuerda el fallecimiento del “Maestro”, por allá en 1986 en Ginebra, donde su cuerpo descansa bajo una lápida estilo anglosajón que tiene una frase en escandinavo antiguo como epitafio AND NE FORTHEDON NA “Y que no temieran”.

Jorge Luis Borges es sin dudas uno de los escritores más prolíficos de la literatura universal, a pesar de que haya escrito solamente cuentos fantásticos (fantásticamente escritos), siendo además maestro e inspiración para contemporáneos suyos y futuras generaciones de escritores y lectores de cada uno de los rincones del mundo. Borges llevó consigo la obra de la mente humana en su máximo esplendor, por su erudición, profundidad de conceptos y su amplio casi infinito lenguaje.

Este hombre ciego fue creador en su ceguera de infinitos laberintos que fueron guía de muchos que se aventuraron a la literatura y al conocimiento de lo que se puede conocer, aprender e interpretar leyendo. “Leer es una forma de encontrarse”, dijo algún escritor. A veces este hecho marca a quienes entregan horas de sus vidas a los libros, los hace más sabios, más silenciosos tal vez, más calmos, más prudentes y en algunos casos más inteligentes y todo lo que la inteligencia conlleva.

Hoy se celebra el natalicio de este anciano que para mi siempre fue anciano, además de inmortal. Lo descubrí casi sin querer un día en el que una simpática docente de literatura dictaba la dualidad del ser, a mis compañeros de escuela y yo. Encontré “El Otro”, lo que me conquistó. Nadie pudo antes atraparme en un mar de palabras que cargadas de símbolos y cosmos había atrapado mi interés. Ni “Las Mil y Una Noches”, ni los cuentos tradicionales recopilados por los Hermanos Perrault (Caperucita Roja, Pulgarcito, Cenicienta, El Gato con Botas, entres otros tantos que fueron depravados por la empresa del amigo Walt D. padre de la ratita animada y esas princesas lesbianas).

“Espero ser juzgado por lo que he escrito y no por lo que he dicho o me han hecho decir. Yo soy sincero en este momento, pero quizás dentro de media hora ya esté en desacuerdo con lo que he dicho”, pidió Jorge Luis Borges en una de sus célebres frases. 

Hoy se recuerda a Borges, a Jorge Luis, a Georgie como lo llamaba su madre Eleonor. Fue escritor, mago, profesor, conferencista, inspector de aves de corral, director de la Biblioteca Nacional, DHC, de varias universidades del mundo, tachado del Nobel por visitar a Pinochet, esposa de la ponja Kodama. Simplemente inmortal.

Instante y eternidad. ¡Gracias! / Guillón Franco.